Los mayas creyeron en la existencia de varios mundos anteriores al actual, que fueron destruidos por desastres, dentro de una concepción cíclica del tiempo, cada 13 baktunes o periodos de cerca de 5.128 años.
El espacio lo consideraban dividido entre :
- el cielo, formado por 13 capas gobernadas por los Oxlahuntikú,
- y el inframundo, con 9 capas presididas por los Nueve Señores de la Noche, los Bolontikú.
Entre el cielo y el inframundo se hallaba la tierra, un cuadrado ordenado hacia los 4 puntos cardinales, y sus colores asociados: el rojo con el este, el negro con el oeste, el amarillo con el sur y el blanco con el norte.
Cuatro dioses sostenían los puntos cardinales, los bacabs, y asociados a los puntos cardinales se hallaban los chaces o dioses de la lluvia.
El color verde se asociaba con el centro de las regiones, donde un gran Ceiba unía la tierra con el cielo, a través de sus ramas, y con el inframundo a través de sus raíces.
En cada una de las capas del universo existieron las diversas divinidades, que poseían un carácter dual
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